“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” – Hebreos 4:7.
Dejémonos interpelar por algunos de los mensajes inscritos en los relojes solares: «Fugit irreparabile tempus»: huye el irreparable tiempo. «Ultima latet»: no sabemos cuándo será nuestra última hora. «Ultima forsan»: quizás sea la última.
Para muchas personas, nuestra última hora en la tierra, esa travesía al más allá, sigue siendo un tema preocupante. Se habla de «un gran viaje» que nos conduce ante Dios, tal como somos. ¡Y es imposible dar marcha atrás!
Es imposible recuperar el tiempo que pasa, pero tenemos la posibilidad de preparar el que viene. Dios nos dice: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12). ¿Entonces es necesario hacer buenas obras, comprar el pasaje o hacer una peregrinación? Algunos hicieron la siguiente pregunta al Señor cuando estaba en la tierra: “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado”. Porque “esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 6:28-29; 17:3).
Reconozcamos ante Dios que urge estar listos para ir a su encuentro. Jesús tomó nuestro lugar cuando, en la cruz, aceptó llevar sobre sí mismo el juicio que merecían nuestros pecados.
¡No dejemos que nuestro egoísmo, falta de cuidado, pérdida de tiempo, el deseo de vivir el hoy, nos roben el gozo de estar preparados para esperar al Rey!
¡No dejemos pasar el tiempo!
“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”
2ª Corintios 6:2.
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