"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que debe tener, sino que piense de si con cordura, conforme a la medida de Fe que Dios repartió a cada uno" Romanos 12:3
Un alfiler y una aguja encontrándose en una cesta de labores y no teniendo nada que hacer, empezaron a reñir, entablándose la siguiente disputa:
¿De qué utilidad eres tú? - Dijo el alfiler a la aguja;
¿Y cómo piensas pasar la vida sin cabeza?
- Y así respondió la aguja con tono agudo,
¿De qué te sirve la cabeza si no tienes ojo?
¿Y de que te sirve un ojo si siempre tienes algo en él?
Pues yo, con algo en mi ojo puedo hacer mucho más que tu.
¡Si! pero tu vida será muy corta pues depende de tu hilo.
Mientras hablaban así el alfiler y la aguja, entra una niña deseando coser, toma la aguja y echa mano a la obra por algunos momentos; pero tuvo la mala suerte de que se rompiera el ojo de la aguja. Después cogió el alfiler, y atándole el hilo a la cabeza procuro acabar su labor; pero tal fue la fuerza empleada que le arranco la cabeza y disgustada lo echo con la aguja en la cesta y se fue.
"Con que aquí estamos de nuevo se dijeron, parece que el infortunio nos ha hecho comprender nuestra pequeñez; no tenemos ya motivo para reñir".
¡Como nos asemejamos a los seres humanos que disputan acerca de sus dones y aptitudes hasta que los pierden, y luego... echados en el polvo, descubren que son hermanos!
"Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a el mismo"
Filipenses 2:3
"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen"
Mateo 5:44
Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que allá dentro le decía: “Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal”. Recuerda algo: Después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal…”
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso el niño en el piso y empezó a juntar, todo lo que podía en su delantal.
La voz misteriosa habló nuevamente: “tienes solo un minuto”. Agotado el tiempo, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró, recordó, entonces que el niño quedó allá y la puerta estaba cerrada para siempre.
¡La riqueza duró poco y la desesperación…para el resto de la vida!
“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”.
Isaías 43:18-19
¿Estás atrapado en tu pasado? ¿Será el dolor de lo que viviste en el pasado más fuerte, que el bálsamo que Cristo te da para sanar tu presente y preparar un futuro de gloria a tu favor?
Si hay algo difícil de hacer es dejar atrás el pasado, ya que, fueron tiempos en donde cometimos errores, fracasamos o recibimos golpes imborrables por haber tomado malas decisiones. Si vives lamentándote, pensado y hablando del pasado déjame decirte que estas preso del mismo, lo cual se ha convertido en una oposición para que vivas tu presente y cultives tu futuro.
Pablo decía:- “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:13-14
Estas cansado de luchar con esa misma área en tu vida; en muchas ocasiones pediste perdón, en muchas otras prometiste no volverlo a hacer, te mantuviste firme muchos días y sentías que por fin lo habías superado, pero de pronto te permitiste ser débil y volviste a caer.
Te vez al espejo y realmente te das cuenta que estas cansado de luchar con lo mismo y no poderlo superar, por un momento crees que no puedes ser parte de Reino de los Cielo de esta manera, tú mismo te desprecias creyendo que no mereces mas nada de Dios.
Hay un sentimiento de impotencia, quieres hacer las cosas bien mas siempre terminas cediendo tarde o temprano, sinceramente ya no hallas que mas hacer, te sientes casi vencido y sin fuerzas para continuar.
Te sientas en tu computadora, esperando que haya una Palabra para ti, antes de abrir el correo dijiste: “Señor necesito una Palabra tuya”. Dios tenía preparado este momento, no es una coincidencia ni mucho menos un invento, Dios sabia que a esta hora ibas a venir de esta manera: “Cansado de luchar con lo mismo y esperando que Dios te hablara de una manera sobrenatural” – “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudare, siempre te sustentare con la diestra de mi justicia”. Isaías 41:10.