(Números 14: 20-23; 32-38)
El temor arruina el valor, y más aún, hace retroceder y llevar al desierto lo soñado, no lo hagas tú.
Dios les había dado la promesa de algo precioso y valorable, había propuesto acompañarles, sólo les pidió que se esforzaran, pero fueron rebeldes y desobedientes al mandato e incrédulos a la Palabra de Dios.
Por no creer ni determinar luchar no alcanzaron la meta, renunciaron a sus sueños, olvidaron el propósito, resignaron la victoria.
La salida estaba en llevar ante Dios todo lo que habían visto, y consultar la manera para continuar, pero lo guiaron ante su ego, su yo, su pasado, sus historias y allí vieron sólo problemas mayores y agigantados, no soluciones.
¡Arriésgate para tomar la tierra que Dios te dio !
“Lleva tus sueños a la presencia de Dios” – ¡Proclama una declaración de fe donde Dios sea el protagonista de todo lo que eres, lo que haces y lo anhelas!
“Jehová cumplirá su propósito en mi”
¡Sí puedes creer Dios abrirá las puertas!
(Salmo 138:8)