“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”.
Efesios 5:15-16
Una señora de edad había esperado toda la vida la oportunidad de viajar en un tren. Quería contemplar, devorar cada paisaje con los ojos y disfrutar todo cuanto pudiera en los kilómetros que iría a recorrer.
Entró muy decida en el vagón de pasajeros y cuando el tren partió, comenzó a acomodar los paquetes y cestas que traía, trató de arreglar confortablemente su asiento y acomodar las cortinas, y colocarse en situación cómoda pero…de repente, cuando ya estaba lista para comenzar la contemplación del paisaje, el conductor mencionó el nombre de la estación a la cual iban.... ¡Ya habían llegado! sin apenas proponérselo, el conductor avisaba de la llegada del tren...
“Que pena”, dijo ella, “si hubiese sabido que llegaríamos tan pronto no habría perdido tiempo en pequeñeces”.
No perdamos el enfoque real en nuestra vida.
Las pequeñeces y simplezas de la vida,
muchas veces nos desvían y distraen
del verdadero paisaje, de las cosas grandes
que Dios tiene de antemano,
preparada para nosotros:
que Dios tiene de antemano,
preparada para nosotros:
No nos distraigamos por la vida
en cosas sin importancia,
en cosas sin importancia,
démosle a Él, el lugar que merece…
¡El Primer lugar!
“Mas buscad primeramente el reino de Dios
y su justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas”.
y su justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas”.
Mateo 6:33
“Y Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma,
y con todo tu poder”.
Deuteronomio 6:5