“No solo de pan vivirá el hombre sino de todo lo que sale de boca de Jehová vivirá el hombre”.
Deuteronomio 8:3.
En el inicio del ministerio terrenal de nuestro Señor Jesucristo el citó esta misma palabra de Deuteronomio en Mateo 4:4 cuando él enfrentó a Satanás en la tentación del desierto. Jesús hizo de esta manera de la palabra de Dios una poderosa arma para enfrentar las sutiles tentaciones de Satanás en el desierto. Sé que esta es una verdad importante que necesito almacenar en mi corazón hoy. No es sólo pan lo que necesito, también necesito escuchar y alimentarme con la Palabra de Dios. El Salmo 119:165 dice: Mucha paz tienen los que aman tu ley y no hay para ellos tropiezo, esto me demuestra que la palabra de Dios provee para mí una sólida base que me mantendrá firme y seguro. No es un asunto de circunstancias que enfrentamos, en un asunto de la palabra que vivimos.
Ningún avivamiento es posible sin la nutrición de la Palabra de Dios. Un avivamiento centrado sólo en señales y milagros. Un avivamiento centrado sólo en experiencias emotivas o experiencias sobrenaturales pero sin la base sustentadora de la Palabra de Dios no es verdadero avivamiento.
La Palabra de Dios declara en 1ª Pedro 2:2 que es esencial para la vida del creyente como leche para el recién nacido y como carne para el adulto. Esa palabra sustenta. No solo de pan vivirá el hombre, más de toda palabra que sale de la boca de Dios. Hoy quiero ser alimentado por esa palabra.
Si la Palabra de Dios no está centrada en mi corazón, este mi corazón traicionero y frágil pronto se desviará. Lo importante no es el éxito que hoy pueda alcanzar y las puertas que se pueden abrir… realmente lo más importante es que la palabra de Dios encuentre puertas abiertas en mi corazón. Para todas las facetas que tengo que enfrentar tengo la palabra precisa que me orienta y guía.
¡Qué fácil es dejarme llevar por otros libros e ignorar el libro de libros! ¡Qué fácil es dejarme distraer por la televisión y dejar de mirar la faz de Cristo en la Palabra bendita! Sé que hoy no sólo de pan viviré, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios y quiero estar atento a esa palabra ahora mismo.
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