“Den gracias al SEÑOR y proclamen su grandeza;
que todo el mundo sepa lo que él ha hecho”.
1ª Crónicas 16:8
A veces pareciera que exigimos mas a Dios de lo que nosotros mismos damos, queremos que Dios conteste cada cosa que pedimos sin importar si es o no su voluntad y en ocasiones hasta termínanos molestándonos porque a lo mejor no nos contesto lo que queríamos, ni en el tiempo que lo necesitábamos.
Somos así, por naturaleza, no valoramos lo que tenemos y exigimos más de la cuenta, como que Dios estuviera obligado a responder a cada capricho nuestro ¿Por qué por un momento no volvemos nuestra mirada alrededor y nos damos cuenta lo bienaventurados que somos al tener lo poco o mucho que tenemos?
Por un momento detente, y deja de pensar en eso que te angustia, en lo que te quita la tranquilidad y a veces la paz, deja de pensar en eso que te ha robado la atención los últimos días y vuelve tu mirada a las cosas que tienes, a las bendiciones que Dios te ha dado, a lo que para ti quizá sea poco, pero que realmente es mucho, si tenemos en cuenta que no somos merecedores de sus bondades y sus misericordias, pero aun así, Dios nos bendice; y su misericordia sobre tu vida es tan hermosa que El seguirá bendiciéndote abundantemente, y podremos decir - ¡Gracias Dios por tus bendiciones!
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