Cierto día un grupo de artistas consideraban un enorme bloque de un muy hermoso mármol de cuatro metros de altura, que por desdicha había sido esculpido por la mano de un escultor torpe. “No se puede sacar nada de esto”, pensaban ellos.
Pero cierta mañana un joven erigió un vallado alrededor del bloque abandonado. Durante cuatro años (1501 – 1504) se oyó el ruido de cincel labrando el mármol.
Cuando las tablas fueron derribadas, los pobladores del lugar maravillados pudieron contemplar la magnífica estatua del David de Miguel Ángel, que aún hoy es una joya de la ciudad. De un bloque frio y deforme, bajo el cincel del maestro, había brotado una hermosa obra maestra.
Son numerosos los que dicen: “He estropeado mi vida. No queda nada de mis esfuerzos y esperanzas”.
“¡NO TE DESESPERES!
Dame tu vida abrumada, triste, derrotada:- dice Jesucristo, ¡Yo la transformaré para la gloria de Dios!
Si usted abandona su voluntad a la Suya, Él hará algo hermoso con su vida. Quizás empiece por levantar un vallado entre usted y lo que ha amado hasta ahora, lo cual constituye un obstáculo para el trabajo que Él debe hacer.
Quizás haga un corte profundo en sus planes y en su corazón, porque quiere reproducir en usted Su propia imagen moral. Él trabaja “Hasta que Cristo sea formado en vosotros” Gálatas 4:19. Sí, el Señor sabe transformar en obra maestra lo que nosotros hemos estropeado.
“Nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tu mano somos todos nosotros”.
Isaías 64:8
“Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras”.
Efesios 2:10
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