Un hombre se presentó en un concurso de pintura, y estaba emocionado por la exhibición de su cuadro. El día de la presentación al público había llegado, en la que se dieron asistencia autoridades locales e internacionales, los jurados que tomarían decisión sobre las tantas pinturas expuestas, también habían periodistas, fotógrafos, familiares y amistades para compartir este momento tan esperado para este artista quien sería reconocido internacionalmente. Llegado el momento, se tiró el paño que velaban a todas las pinturas, pero todos los ojos se clavaron en el cuadro de aquel hombre que había quedado inmóvil ante tanta admiración; y un espontáneo y caluroso aplauso se hizo escuchar de todos los que participaban quedando admirados por aquella pintura, y a quienes los jurados habían elegido para el primer premio.
Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Mostraba a Jesús con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía.
Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Un observador muy curioso, se acercó al hombre pues creyó encontrar una falla en el cuadro que estaba siendo evaluado como el ganador de toda la exposición. Y la falla consistía en que la puerta de la pintura no tenía cerradura.
Entonces, caminó hacia donde se encontraba aquél artista y preguntó:
_“¡Su puerta no tiene cerradura! ¿Cómo se hace para abrirla?“.
Entonces, caminó hacia donde se encontraba aquél artista y preguntó:
_“¡Su puerta no tiene cerradura! ¿Cómo se hace para abrirla?“.
El pintor sonrió, con cuidado extendió su mano y tomó su Biblia que se encontraba junto a él, buscó un versículo que se encuentra en Apocalipsis 3:20, y le pidió al observador que lo leyera en alta voz:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.”
_”Así es”, respondió el pintor. “Ésta es la puerta del corazón del hombre. Solo se abre por dentro”.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.”
_”Así es”, respondió el pintor. “Ésta es la puerta del corazón del hombre. Solo se abre por dentro”.
¿Oyes esos toques? Es Jesús llamando a tu puerta.
No tardes a su llamado, toma la decisión hoy y ábrele tu corazón a Cristo y no te arrepentirás.
Te sentirás acompañado del mejor amigo, fiel e incondicional que te hará más liviana la carga que tienes que sobrellevar.
Te sentirás acompañado del mejor amigo, fiel e incondicional que te hará más liviana la carga que tienes que sobrellevar.
Todos los días de tú vida Jesús llama a tu puerta
¿Le abrirás hoy?
¡Aún estamos a tiempo!
¡Aún estamos a tiempo!
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