“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino”.
Salmo 119:105
Si logramos que la Palabra de Dios alumbre nuestro camino, no nos desviaremos de él. No perderemos jamás el rumbo. Su palabra es Pan que viene del cielo a dar vida, esperanza, consolación y paz.
Medita en ella y tu fe se avivará, porque la fe viene por oír la palabra de Dios. (Romanos 10:17). Éste es el “faro” que guía a todos los que andan en oscuridad.
Nuestro llamado es vivir conforme a ella, para que la victoria en Dios sea nuestra realidad diaria, más allá de que ya es por la eternidad y hasta la eternidad, es decir, para aquéllos que nos hemos asido de Cristo. Por tanto nuestro caminar siempre tendrá una dirección y aún en las tinieblas, la luz de Cristo iluminará nuestro andar.
La Biblia es alimento al alma y el espíritu, es un manantial refrescante en los sequedales de la vida, es motivación y fuerza en los momentos de indecisiones, es faro que guía a puerto seguro en la más obscurecida de las noches tormentosas de la vida.
La Biblia es palabra viviente que transforma nuestro pensar, sentir y actuar, en uno aún más excelente y lleno de bendición y satisfacción. La Palabra de Dios también nos habla de la más agradable noticia oída; Dios está con nosotros, es EMANUEL. Dios en su natividad ha venido para que estemos llenos de esperanza, fe, y sobre todo amor.
Por eso la Navidad es creer lo que ha sido anunciado en las escrituras y abrir el corazón para invitar a Jesús a que esté en él por siempre.
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