Una mañana, escribe Ron Clarke, "malgasté casi una hora entera observando a una pequeña hormiga atravesar mi terraza atrás de mi casa, cargando una pluma grande". Varias veces estuvo confrontado con obstáculos en su camino y, después de una pausa momentánea, hizo la corrección necesaria.
En un punto de su camino la hormiga tenía que negociar una grieta en el concreto de unos 10 mm de ancho. Después de contemplar la situación unos momentos, la hormiga puso la pluma sobre la grieta, caminó sobre la pluma al otro lado de la grieta, cargó de nuevo su pluma y siguió su viaje.
Me fascinó la inteligencia de esta hormiga, una de las criaturas más pequeñas de Dios. Aquí tenemos un pequeño insecto, careciendo de tamaño pero al mismo tiempo equipado con un cerebro capaz de razonar, explorar, descubrir, vencer o conquistar. Las hormigas no tienen miedo de trabajar para lograr sus metas, trabajan en equipo, piensan bien y trabajan para triunfar sobre cualquier reto que encuentran en su camino y nunca se dejan por vencidos.
"Ve á la hormiga, mira sus caminos, y sé sabio"
Proverbios 6:6
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