“Pues los sufrimientos ligeros y pasajeros que ahora
padecemos producen una gloria eterna que vale
muchísimo más que todo sufrimiento”.
2º Corintios 4:17
Dios tiene un propósito detrás de cada problema.
Él se vale de las circunstancias para desarrollar nuestro carácter.
Nadie es inmune al dolor, nadie puede evitar el sufrimiento y nadie consigue deslizarse a través de la vida sin problemas.
La vida es una serie de conflictos. Cada vez que logramos solucionar uno, hay otro esperando para ocupar su lugar. No todos son grandes, pero todos son significativos en el proceso de crecimiento de Dios para ti. Pedro nos asegura que los problemas son normales: “Queridos hermanos en Cristo, no se sorprendan de tener que afrontar problemas que ponen a prueba su confianza en Dios. Eso no es nada extraño”. 1ª Pedro 4:12
Dios usa los problemas para acercarte a Él. La Biblia dice: “El Señor está cerca de los que tienen el corazón quebrantado; libra a los que tienen el espíritu aplastado”. Salmo 34:18
Durante el sufrimiento aprendemos a pronunciar nuestras oraciones más auténticas, más sentidas y más sinceras con Dios. Cuando estamos sufriendo, no tenemos energía para oraciones superfluas.
Alguien dijo: “Cuando la vida es color rosa, podemos deslizarnos por ella sabiendo de Jesús, imitándolo, citándolo y hablando de Él. Pero sólo durante el sufrimiento lo conocemos”.
“En los momentos de sufrimiento aprendemos cosas acerca de Dios que no podríamos de otra manera”.
Dios pudo haber evitado que José fuera a la cárcel, que a Daniel lo pusieran en el foso de los leones, que a Jeremías lo echaran en la mazmorra, que Pablo naufragara tres veces, y que los tres jóvenes hebreos fueran echados en el horno de fuego; pero no lo hizo. Dios permitió que esos problemas sucedieran y, como resultado, esas circunstancias acercaron a cada uno de ellos a Dios.
Los problemas nos obligan a mirar a Dios y a depender de Él más que de nosotros mismos. Pablo testificó de este beneficio: “Nos pareció que estábamos ya sentenciados a muerte y vimos lo inútiles que éramos para escapar; pero eso fue lo bueno, porque entonces lo dejamos todo en las manos del único que podía salvarnos: Dios”. 2ª Corintios 1:9
¡Nunca sabrás que Dios es todo lo que necesitas hasta que Él sea todo lo que tengas!
Si estás enfrentando un problema ahora mismo, no preguntes: “¿Por qué a mí?”. Pregunta en cambio: “¿Qué quieres que aprenda?” Después confía en Dios y sigue haciendo lo que es correcto. “Ustedes necesitan mantenerse firmes, permaneciendo en el plan de Dios para poder estar allí cuando tenga lugar la plenitud prometida”. Hebreos 10:36
¡No te des por vencido! – Dios está contigo!!!
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