“Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré, te puse por profeta a las naciones”.
Jeremía 1:5
En la calle vi a una niñita temblando de frió con un vestidito ligero, con poca esperanza de encontrar una comida decente. Me enoje y le dije a Dios: “¿Por qué permites esto? ¿Por qué no haces algo para remediar esto?”
Por un rato Dios no dijo nada y esa noche, Él respondió de pronto diciendo: “Ya hice algo para remediarlo… Te hice a TI”.
Muchas veces culpamos a Dios por todas las cosas que pasan, y le recriminamos que permite que pasen, y no pensamos que realmente Dios confía en nosotros para hacer de este, un mundo mejor.
Dios no nos anula, nos permite ser parte de su creación, demostrando al mismo tiempo que tenemos la capacidad para ayudar a los demás. La próxima vez que veas una injusticia, no digas “¡Pobre!” o “¿Por qué Dios permite esto?”, sino actúa, pues tu fe se demuestra con tus actos.
”Vamos, demuestra a otros que Dios se acuerda de ellos… Por medio de ti.” -.
Por un rato Dios no dijo nada y esa noche, Él respondió de pronto diciendo: “Ya hice algo para remediarlo… Te hice a TI”.
Muchas veces culpamos a Dios por todas las cosas que pasan, y le recriminamos que permite que pasen, y no pensamos que realmente Dios confía en nosotros para hacer de este, un mundo mejor.
Dios no nos anula, nos permite ser parte de su creación, demostrando al mismo tiempo que tenemos la capacidad para ayudar a los demás. La próxima vez que veas una injusticia, no digas “¡Pobre!” o “¿Por qué Dios permite esto?”, sino actúa, pues tu fe se demuestra con tus actos.
”Vamos, demuestra a otros que Dios se acuerda de ellos… Por medio de ti.” -.
“No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle”.
Proverbios 3:28
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