Cuando Dios creó al hombre y a la mujer a
su misma imagen y semejanza, les otorgó la capacidad de
reproducirse en la misma especie. Su plan eterno de establecer una familia por
medio del matrimonio de un hombre y una mujer, queda absolutamente claro: El
Señor quería establecer la familia, una gran familia alrededor de todo el mundo
donde él sería el formador y cuidador, y ellos los responsables de permanecer
unidos para siempre – Génesis 1:27-28. Sin embargo, uno de los
efectos de la postmodernidad es la carencia total de valores absolutos, hoy
todo es relativo, todo vale; poniendo en duda la voluntad de Dios en la
constitución de la familia, en los preceptos que deben regirla y en la
humanidad como un todo.
La sociedad actual llama “bueno a lo malo y a lo malo llama bueno” – Isaías 5:20.
Los preceptos bíblicos para algunos han pasado de moda, son caducos,
no deben regir al hogar cristiano pues se debe estar a la moda; y entonces han
optado por aceptar la doble vida, si total: “no se les hace mal a nadie”; se
tolera la concupiscencia, las relaciones prematrimoniales, la fornicación “pues se debe probar
antes de casarse”, se consiente la homosexualidad como un estilo de
vida alternativo, se sostiene ver pornografía junto a la pareja asumiendo que
ello no es pecado, palabras corrompidas salen de nuestra boca y se torna
costumbre, no nos incomoda: Y nos preguntamos ¿Esto
agrada a Dios? ¿Esto va en
consonancia con Su voluntad? – “Y no participéis
en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas, porque
vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto” – Efesios 5:11-12
¿Qué está bien o mal?, según algunos no se
puede saber. “Depende de quien lo diga”
Para “la postmodernidad” todo es
relativo, no hay una verdad absoluta. Según el famoso
teólogo José María Mardones “la postmodernidad” se
caracteriza por los conocimientos débiles, tentativos, plurales. La verdad
es aquella que nos conviene, o la que nos transmite los medios de
comunicación. La consecuencia de todo esto es el ocultamiento de la
realidad, se rechaza la diferencia entre lo bueno y lo malo; en el fondo todo
da lo mismo.
Como cristianos podemos reaccionar de tres maneras
diferentes frente a esta realidad:
* Indiferencia:- Podemos
decir que cada uno haga su vida. Podemos pensar sólo en nuestra persona,
nuestra familia, trabajo o iglesia. Vivimos nuestra vida cristiana encerrados
en nosotros mismos, lo que pasa alrededor no nos interesa.
* Entrando
en la corriente:- Permitimos dar lugar a la carne; “participamos de las
obras de las tinieblas”. Decimos ser cristianos pero “somos parte” de ciertas conversaciones indebidas,
miramos lo que no debemos, nuestros pensamientos no son puros.
* Luchando contra la corriente:- No nos limitamos a amonestar y a llamar al pecado por
su nombre. En el lugar donde estamos tratamos de mostrar que
hay valores de vida distintos, nos jugamos por la causa de Cristo, tratamos de
ser cristianos de influencia positiva en otros.
DESAFÍO
ü Frente a esta realidad tan difícil que nos toca vivir,
tenemos que ser hijos de Dios que vayan contra la corriente.
ü No te dejes arrastrar por el temporal de estas ideas
postmodernas que nos incitar a ceder, a caer, y a desobedecer a Dios.
ü Sé un cristiano íntegro, confiable, que aunque peca
reconoce que la única regla de fe y práctica es la Palabra de Dios, y por ella
intenta regirse.
ü Sé un instrumento para sanar una tierra que cada vez está
más enferma.
“No seas vencido de lo
malo, sino vence con el bien el mal” – Romanos
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