¡Lo que los creyentes sufren no puede nunca compararse con lo que el Señor sufrió!
A veces desviamos el camino que Dios nos trazó; o no estamos atentos a hacer su voluntad, porque estamos cómodos con la vida que tenemos, y es cuando cometemos serias equivocaciones o pecamos.
Hebreos 12:6 “Porque EL SEÑOR al que AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA a todo el que recibe por hijo”. Al leer esta palabra inmediatamente pensamos en cuántas veces nos han llamado la atención. Después de todo, estamos creciendo y más aún, estamos aprendiendo, porque a la verdad nunca dejamos de aprender, por lo tanto la edad aquí, ya no importa, porque la Palabra de Dios, es clara y no deja duda. No dice, que sólo es para los jóvenes o sólo para los adultos, o sólo para nuestros hijos, la disciplina es para todos nosotros, (los que somos hijos de Él).
Es allí cuando Dios debe aplicar la disciplina en nuestra vida; así como nos han disciplinado nuestros padres o nosotros mismos disciplinamos a nuestros hijos porque queremos que vivan correctamente, así lo hace el Señor; aunque duela es necesario “para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad”.
“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”. Hebreos 12:11
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